diumenge, 30 d’agost del 2020

18 Desde mi ventana: Joana


 

Joana.

El salón de nuestra casa es, en estos momentos, un océano lleno de peces. Las sabanas, telas, manteles y cojines, así como la mesa y los sillones, no son más que el escenario de este inmenso fondo marino. Jorge, Julio y Guillermo de 1, 4 y 6 años, son por supuesto los peces. Marcos y yo los perseguimos mientras ellos con sus risas y volteretas huyen de nosotros.  Acabo hecha polvo. Cuando al fin se duermen los tres y la casa queda en un relativo silencio noto como mi cuerpo se rebela y me dice que me quede empotrado y sin moverme en el sillón.

Marcos y yo trabajamos desde casa con esto de la pandemia. El teletrabajo es la única manera de poder seguir. A mi primo Josemi que vive solo en una casa bastante grande, le viene de perlas. A mí no me importa, no me quejo, solo que organizarnos nos cuesta un poco más con las tres preciosidades que nos despiertan cada mañana con tanta energía y ganas de jugar.

Jamás hubiera pensado tener tanta imaginación para poder pasar todos estos dias sin salir de casa con ellos. Me ayudan los enlaces de cuentos, manualidades, juegos, canciones y un sinfín de cosas más que intercambiamos por WhatsApp con amigos, pero es agotador y nos tenemos que turnar para trabajar.

Desde mi ventana se ve el cauce del rio lleno de árboles. Los caminos que recorremos cuando salimos a pasear, los jardines, las telas de araña en las que se sube Guillermo, los toboganes y columpios… pero ahora son un lugar inaccesible, tabú, inalcanzable. Hace apenas unas semanas mis hijos jugaban allí. Está todo ahí al otro lado del cristal y sin embargo tan lejos. Me pregunto cómo es posible que de un dia para otro la vida pueda cambiar de forma tan radical. Estoy descubriendo que se puede vivir de otra manera menos agresiva, más amable. Aunque está claro que también necesito tener un poco de espacio para mí.

Cuando todo esto pase ¿podremos compaginar mejor la familia y el trabajo? ¿o volveremos a dejar de lado lo importante? ¿sabremos priorizar?

La vida es imprevisible y pasa tan rápidamente. Así que voy a vivir el aquí y ahora con toda la intensidad que pueda. Voy a disfrutar de la infancia de mis hijos, a perseguir mis sueños y amar como si no hubiera un mañana.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada