Feli.
Esta mañana, el policía me ha parado en el
cruce. Me ha recordado que está prohibido circular, solo hay algunas
excepciones, como las ambulancias o los reponedores de alimentos.
Al preguntarme a dónde iba, he estado a punto
de quitarme la peluca, enseñarle mi cabeza pelona y preguntarle a su vez:
¿usted qué cree? Pero en lugar de eso le he mostrado la cartilla con las citas
de radioterapia.
Este mes de abril de 2020 pasará a la
historia. Yo desde luego lo recordaré mucho tiempo como algo excepcional en mi
vida y en la de muchísima gente. Acabé la quimio unos dias antes del
confinamiento y ahora he de ir a tratamiento de radiología todos los dias, no
lo puedo interrumpir ahora, incluso con la pandemia. Voy con todas las
precauciones recomendadas y un poco de miedo, por aquello de las defensas en mi
circunstancia personal.
Vivo a 30 km del hospital. Las carreteras
están vacías por completo y en los campos no se ve ni un alma. Cerca ya de la
ciudad me cruzo con bastantes ambulancias y muchos coches fúnebres. No llevan
flores ni cortejo de acompañantes, solo el féretro de alguien. Me viene a la
mente la frase de una poesía de Gustavo Adolfo Becker “¡Dios mío, que solos
se quedan los muertos!”.
A pesar de todo, intento ver el vaso medio
lleno, incluso diría tres cuartos lleno. Soy muy positiva. Mis hijos y mi
familia dicen que soy valiente. La verdad es que he tenido unos espejos muy
buenos en donde mirar, mi madre y mi abuela han sido personas fuertes que han
marcado mi vida. Una saga de mujeres que salieron adelante en épocas difíciles
y nos mostraron el camino a las demás.
Desde mi ventana, en casa, veo los campos y el
camino lleno de lirios azules a punto de florecer, el árbol con la caseta de
madera en la que juegan mis hijos, el campanario del pueblo y mi gato tumbado
al sol.
La quimio ya acabó, las sesiones de
radioterapia también acabaran, el pelo volverá a crecer, la quemadura de la
piel cicatrizará. Volveremos a reunirnos y sentarnos bajo la acacia toda la
familia, y la vida volverá. Diferente, pero valdrá la pena.
La vida es un regalo.
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