diumenge, 30 d’agost del 2020

25 Desde mi ventana: Yolanda



Yolanda.

No salgo para nada de la casa.

Intento quedarme en la habitación el máximo tiempo posible.

Solo voy a la cocina a preparar el desayuno, la comida o la cena y estoy el tiempo justo. Limpio cuando creo que voy a molestar lo mínimo. Todo debe estar a su gusto y a punto. Evito cualquier motivo que le pueda servir de excusa.

Se pasa el dia viendo la tele tumbado en el sofá.

A veces me da algo de dinero para que compre comida y sobre todo cerveza, eso que no falte. Es el único momento en el que salgo a la calle, pero apenas se ve gente. Hago las compras rápidamente. No hablo con nadie.

En el pueblo se tiene miedo al virus. Yo le tengo mucho más miedo a él. Mi familia y amigos no saben nada de lo que me pasa. Es tan simpático y agradable con los demás que no imaginan el monstruo que lleva dentro.

Yo sí.

Llevamos confinados desde marzo y todavía no se sabe cuándo acabará. Cada dia está más furioso, agresivo y hostil. Evito estar cerca, sé que va a descargar su ira conmigo. No puedo ir a ninguna parte.

Estoy atrapada.

Desde mi ventana veo, sobre el poste de la luz, el nido de las cigüeñas vacío. Las que lo suelen usar deben estar todavía en África, pero no tardaran en llegar.

A mí me gustaría ser un ave, desplegar mis alas y volar lejos, muy lejos.

Donde él nunca me encuentre. 

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