diumenge, 30 d’agost del 2020

24 Desde mi ventana: Alex

 



Alex.

Por favor, que no se cuelgue el programa del ordenador otra vez o lo reviento de una patada. La quinta vez que intento enviar el trabajo al tutor. Se acaban los plazos y no consigo contactar con él. La plataforma de la universidad está sobresaturada. Parece que nos conectamos demasiada gente a la vez y el acceso se bloquea.

De mi proyecto ya he preparado el resumen sobre impacto ambiental, los aspectos positivos y negativos en el ámbito socioeconómico y cultural, la posibilidad de conseguir un desarrollo sostenible de los recursos. He hecho el balance de ventajas y desventajas y qué leyes se han de tener en cuenta para realizar el proyecto. Tengo algunas dudas que necesito comentar en la tutoría, pero no hay manera. La conexión no funciona.

Estoy, como todo el mundo, sin poder salir por lo del Covid y eso me ha ayudado a concentrarme y adelantar el trabajo. La cafeína también. Mi beca está en juego y necesito aprobar sí o sí. Estoy nervioso y preocupado. No existen las fiestas y juergas tópicas de la vida de estudiante. Ahora son codos, insomnio y un montón de horas estudiando y tecleando.

Desde mi ventana se ve muy bien la estrecha calle en la que ahora vivo. Está llena de grafitis. El muro de una vivienda derruida, las persianas cerradas del bar, la pared de la esquina de la calle y la tapia del solar son cuadros pintados por artistas callejeros. A mí me gustan. Sobre todo, el del bosque. También se ven las bicis aparcadas y los bancos vacíos.

Voy a intentar de nuevo la conexión a ver si por fin puedo enviar el trabajo.

Trabajar on line no está mal, pero el contacto directo con las personas es insustituible.


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