diumenge, 30 d’agost del 2020

29 Desde mi ventana: Nuria



Nuria. 

Hoy les contaré el cuento de la rana que quería volar.

Mañana prepararé la canción del arco iris. Estoy segura de que les va a gustar.

Les recitaré el pequeño poema del caracol: “El caracol bosteza, se estira, se despereza. Saca un ojo y ve una flor. Estira el otro y tropieza. Lo esconde rápidamente. La flor sonríe prudente”. Y este otro también: “El caracol va mojando con la baba su camino y detrás se va quedando un hilo de plata fino”.

Necesito contar, recitar, cantar, reír y mostrar a los pequeños que la vida es preciosa. Un regalo.

Preparo la cámara, enfoco bien. A mi alrededor coloco los objetos que necesitaré ir mostrando para ilustrar la historia de hoy, peluches, libros, imágenes, láminas, sombreros, abanicos, paraguas, cestas, pelucas, mil y un cachivache que pueda servir para llamar su atención.

Son pequeños y no entienden lo que está pasando. No van a la escuela, no salen de casa, no juegan en los columpios. No saben nada del virus que invade el planeta en este abril 2020.

La escuela y las familias están desbordadas. Mi idea es ayudarlas en su tarea. Me consta que las maestras trabajan duro para salir adelante y las familias también.

Soy cuentacuentos y sé que puedo aportar mi granito de arena con los pequeños videos que estoy preparando.

Desde mi ventana puedo ver al fondo las montañas azules. Detrás de ellas sé que está el mar.  Tengo ante mi vista un pedazo enorme de cielo, nubes blancas y golondrinas revoloteando. Los tejados de las casas del pueblo y la cúpula de la iglesia. Puedo dejar volar la imaginación y entrar en las casas de los pequeños para susurrarles que todo va a ir bien.

¡Vamos a cantar, a reír y a jugar!

 

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada