Sonia.
Desde que nació nuestro segundo hijo, las
cosas comenzaron a ir mal. Nos pasábamos el dia discutiendo, siempre de mal
humor. Todo nos iba alejando poco a poco casi sin notarlo. El autismo de Marc
dificultaba nuestra relación, sencillamente su padre no lo pudo aceptar. La
dedicación exclusiva y constante que necesitaba lo superó.
Ahora tiene 8 años y aunque yo me siento con
fuerzas para seguir adelante, su padre no. La situación ha llegado a ser tan
complicada que hemos preparado los papeles de la separación y justo ahora nos
llega esto. El confinamiento.
Los dos niños que atender, las necesidades especiales
de Marc, el teletrabajo, el poco espacio del piso y nuestros continuos
reproches, no favorecen este encierro obligatorio.
Esto se está convirtiendo en un infierno. Mis
hijos están sufriendo las consecuencias de la mala relación. No sé cómo voy a
resistir.
Ayer bajé a tirar la basura, me llevé a Marc
conmigo para que se moviera un poco porque estaba muy alterado. Cuando llegué a
la esquina oí gritos desde una ventana, no sabía qué estaba pasando hasta que
comprendí que me estaban insultando, primero una y luego docenas de personas
desconocidas. La rabia que transmitían era terrible. Si hubieran estado cerca,
estoy segura de que me habrían agredido no solo con la palabra. Tuve miedo. Al
llegar a casa me puse a llorar.
¿Qué está pasando? ¿Nos estamos volviendo inhumanos?
¿De dónde sale tanto odio?
No tengo superpoderes, esta situación me está
agotando, pero sé que tengo que salir adelante, he de hacerlo.
Desde mi ventana veo la avenida con los coches
aparcados, el carril bici vacío, los bares cerrados, la autoescuela sin ningún
movimiento, la grúa y las obras paradas, solo los semáforos continúan su
encendido y apagado monótono para dirigir una circulación inexistente.
Algunas veces, por la noche, cuando todos
duermen, me quedo mirando como cambian los colores, rojo, verde, ámbar, rojo,
verde, ámbar… respiro hondo y me imagino volando sobre los tejados de la
ciudad. Luego camino despacio hacia la habitación donde descansan mis hijos.
Me acurruco a su lado como un gato y espero
que llegue un nuevo dia.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada