dilluns, 29 de juny del 2020

17 Desde mi ventana: Rafa




Rafa.


Mi madre no me deja en paz con los videojuegos. 
Llevo más de un mes sin salir de casa para nada. Ella va al hospital todos los días, mi padre también sale a trabajar, conduce ambulancias. Se turnan para que no me quede solo en casa, aunque a veces no lo pueden conseguir. Y entonces es cuando más a gusto estoy, con mi ordenador, la Play y los videojuegos. Entro en Instagram, Facebook, Snapchat, YouTube… el mundo entero puede estar en mi habitación y yo salir al mundo en pijama.

Cuando llegan por la noche a casa cansados, a veces muy serios, me piden que salga ya de mi habitación y deje los juegos. Yo con el Outer Wilds exploro el espacio alrededor de nuestro planeta, es fantástico y en el Luigi’s Mansion 3, los puzles y los fantasmas del hotel me encantan. Dice mi padre que estoy enganchado, que no es bueno para mí, pero yo creo que no me comprenden.

No siempre cenamos los tres juntos, por los turnos que han de hacer, pero cuando estamos todos, no pueden dejar de hablar de su trabajo. Así es como yo me hago una idea de primera mano de lo que pasa fuera, en mi ciudad. Porque las noticias del mundo que veo en Internet son un rollo con tanto Covid. Aunque, aquí en casa no paran tampoco de hablar de lo mismo.

Desde mi ventana solo veo la copa de los árboles de la calle, no pasan coches ni personas. Además, ha estado lloviendo casi todo el tiempo. Pero en mi mundo, estoy superbién. Las videoconferencias con los colegas me hacen pasar un rato genial. Luego están las pelis, y todo lo demás.

Salir a la calle y estar con los amigos es lo único que echo de menos.


 


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