dimecres, 17 de juny del 2020

6 Desde mi ventana : Juan



Juan.


Llevo todo el día recorriendo las calles vacías de la ciudad. 

Nunca hubiera pensado que las vería sin el tráfico denso al que estoy acostumbrado. 
Los conductores impacientes que intentan colarse por cualquier lado, los sonidos del claxon de la gente con prisa, los semáforos en ámbar que parecen la pistola de salida de una carrera en la que nos va la vida, solo para volver a parar otra vez unos metros más adelante, la multitud agolpada en las aceras, y el ruido. 
El ruido que nos envuelve constantemente.

Ahora, el silencio es aplastante, no estoy acostumbrado, solo oigo el sonido del motor de mi nueva furgoneta NV300 de 75KW y 102CV.  

Desde las ventanas veo los escaparates de las tiendas cerradas que siguen anunciando sus artículos. 

Pero nadie camina por las aceras. 

Cerrado por alerta médica, pone en algunos lugares. Los paneles anunciadores de las calles siguen cambiando, pero no hay nadie para verlos. 

Terminaré mi jornada pronto. Ha valido la pena. 
La señora Juana se ha alegrado mucho cuando le he entregado la compra. Igual que Antonio, que quería darme una propina. 
Llaman por teléfono a la tienda, hacen el pedido y yo se lo llevo a sus casas. Así no salen de sus domicilios, evitan el contagio y ayudan a que esto termine cuanto antes.

Yo me expongo, sí. No hay más remedio. Pero he tomado todas las precauciones que indican los sanitarios. 
Termino mi último reparto de hoy y me voy a casa.

Solo veo calles vacías.

 


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